
Los maestros agrupados bajo la Coordinadora Nacional (CNTE) no han logrado superar el cansancio que se ha instalado en las bases esta semana. Los constantes chaparrones, la falta de expectativas de lograr un acuerdo con el Gobierno y la ausencia de consenso en las asambleas del propio sindicato han hecho mella en la organización. La marcha de este viernes parecía más una despedida con la que sellar las tres semanas de huelga indefinida que una demostración de fuerza de lo que queda por delante. Muy previsiblemente, este sábado por la mañana la Coordinadora anunciará el repliegue a los Estados, que retomarán las clases el lunes tras 23 días desde el inicio del plantón en la capital. No lo hacen como resultado de un diálogo fructífero, sino decepcionados con un Ejecutivo “que se decía progresista”. “Hay desencanto, molestia e irritación”, resume un portavoz sectorial. “Los hemos desenmascarado”, dicen allá donde se les pregunta.
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