
La cruzada del presidente de Colombia, Gustavo Petro, contra la participación de los empresarios en el manejo de recursos públicos ha sumado en las últimas semanas un capítulo cultural. Lejos de su más mediática guerra contra las aseguradoras de salud, el nuevo eje de la discordia es una reconocida fundación de educación musical para niños vulnerables. Batuta, establecida en 1991 y de gestión público-privada, ha encendido las alarmas al advertir que corre el riesgo de desaparecer por un recorte de fondos del Ministerio de las Culturas. El Gobierno, que apuesta por su propio programa de educación artística, le ha respondido que ajuste los “altos honorarios” de sus directivas o que le pida más dinero a las empresas que se sientan en su junta. Los violines, flautas y tambores de 25.000 niños han quedado en medio de la cruzada del presidente contra los abusos del sector privado.
Nuestra fuente:EL PAÍS América Colombia: el periódico global… en EL PAÍS Publicado para Colombia