
Dicen que no son buenos tiempos para la crítica, pero me atrevería a decir que sería todo lo contrario. Son los mejores, los más urgentes y los más proclives, porque el panorama no puede ser más preocupante, de lo social a lo institucional pasando por lo político. Momento que demanda una crítica fuerte, feroz y contundente, una posición firme que analice los matices, que se aleje de la queja y que se acerque a ese pensamiento crítico que, eso sí, muchas veces parece un espejismo. Es tan difuso como esa crítica cultural que sustituye cada vez más a la crítica de arte, musical o literaria, ese crítico periodista convertido en agente cultural subordinado tantas veces a la máquina de la promoción tan alejada de una lectura independiente, una voz especializada y unas vinculaciones intelectuales. Una posición que conlleva más estudio y disciplina, y menos lobbys y cotas de poder. Faltan medios, dinero, apoyo y espacio, sí, pero urge alzar la voz y poner el foco en esas preguntas clave que muchas veces pasan por alto: ¿es buena esta exposición? y ¿qué es una buena exposición?
Nuestra fuente:EL PAÍS América Colombia: el periódico global… en EL PAÍS Publicado para Colombia