
“Moléstate un poco más por mí (…) Si para ti no significa nada mi amistad, para mí mucho la tuya”. El 1 de febrero de 1935 Miguel Hernández fechó en Orihuela (Alicante) la que sería la cuarta y última carta enviada a su admirado Federico García Lorca. El poeta granadino solo le contestó a la primera misiva, en abril de 1933: “No te he olvidado. Pero vivo mucho y la pluma de las cartas se me va de las manos”.
Nuestra fuente:Cultura en EL PAÍS Publicado para Latino America