El regreso triunfal de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE en 2017 a Ferraz a lomos de la militancia no se entendería sin José Luis Ábalos ni Santos Cerdán. Por eso el golpe propinado por la investigación de la Unidad Central Operativa (UCO), la unidad anticorrupción de la Guardia Civil, es tan colosal. Golpea de lleno en el corazón y el motor de un partido sacudido por una crisis durísima. La implicación de dos secretarios de Organización consecutivos en una trama de corrupción revienta el relato de la persecución promovida por la derecha política y judicial y mancha todo el segundo mandato de Sánchez en Ferraz, desde donde dio el salto a la presidencia del Gobierno vía moción de censura contra el PP tras la sentencia de Gürtel. “Ábalos y Cerdán eran lo mismo y no podían estar más dentro. Es difícil levantarse de algo así”, resumen en La Moncloa. El escándalo ha obligado a Sánchez a ordenar una auditoría externa de las cuentas del partido.
Nuestra fuente:EL PAÍS Edición Argentina: el periódico global en EL PAÍS Publicado para Argentina