
Sí, es innegable, después de casi 100 años de la Revolución en Marcha de Alfonso López Pumarejo, Gustavo Petro se convirtió en el primer hombre en lograr que la izquierda democrática llegara al poder. También es innegable que llegó representando, por un lado infinidad de sueños e ilusiones de millones de colombianos que no ven la posibilidad de que su generación pueda cambiar la triste y miserable vida que Colombia les ofrece, pero también llegó al poder porque su candidatura resultaba menos incierta y reaccionaria que la de un simpático, pero inestable ingeniero, que era su contendor en la segunda vuelta de 2022. Es innegable que Petro ganó, así como es innegable que los 11 millones de votos que obtuvo, y que cada que puede le enrostra al país como si estos fueran un cheque en blanco, no fueron en su totalidad votos a su favor, sino votos en contra del alocado ingeniero.
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