
“Ah, por cierto, Sally Ride era gay”. Así tituló la revista New York Magazine su historia sobre la muerte de la primera astronauta estadounidense el 23 de julio de 2012. Ese titular pretendía enfatizar la forma discreta y casual con la que el mundo conoció a la vez que la pionera había muerto —por un cáncer de páncreas— y que era lesbiana. Una palabra en una nota de prensa, elaborada a conciencia por ella y su pareja, en la que solamente se citaba de pasada “Tam O’Shaughnessy, su compañera durante 27 años″, supuso una noticia casi más grande en EE UU que el fallecimiento de su primera mujer en el espacio, un hito logrado en 1983 (dos décadas después de Valentina Tereshkova con la URSS). National Geographic estrena mañana martes 17 de junio un documental (Sally, Disney+) que redescubre su figura y la doble dificultad de la pionera para conseguir su logro: llegar al espacio como mujer y lesbiana en una época tan machista como homófoba. Un documental que, al repasar las penurias de la pionera, interpela especialmente a la sociedad de hoy, ahora que muchos, como Donald Trump en la NASA, quieren borrar todo rastro de diversidad o empoderamiento de las minorías en su camino hacia la igualdad real.
Nuestra fuente:EL PAÍS Edición Argentina: el periódico global en EL PAÍS Publicado para Argentina