El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha vuelto a Mauritania. Esta vez con siete ministros. Por una vez, el viaje no viene motivado por un aumento las llegadas de cayucos a Canarias —el endurecimiento del control mauritano las ha reducido un 40%—, pero la inmigración se mantiene en el centro de la agenda. Mauritania sigue siendo el origen de la mayoría de barcas que salen hacia Canarias y es a su vez destino de decenas de miles de refugiados malienses que, en algún momento, buscarán su salto a Europa. En su discurso, Sánchez ha aprovechado la oportunidad de reivindicar el papel de la inmigración: “España, no lo olvidemos, también fue en su día un país que vio a su gente partir en busca de oportunidades. Hoy en día, el progreso y la buena situación económica de mi país debe mucho a los inmigrantes”, ha dicho para después defender una migración “regular, ordenada y segura”.
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