
Todo apunta a que en la inminente cumbre de la OTAN (La Haya, 24 y 25 de junio) se oficializará un nuevo compromiso de gasto entre los 32 aliados, superando con creces el que se adoptó en 2014 para llegar en una década al 2% del PIB de cada uno de ellos dedicado a la defensa. Hoy va tomando cuerpo un nuevo techo de gasto del 5%, sacralizando arbitrariamente un esfuerzo que no responde a un cálculo basado principalmente en consideraciones militares y que, de aprobarse, va a tener un considerable coste en políticas públicas para muchos gobiernos.
Nuestra fuente:Internacional en EL PAÍS