
Cualquier niño pequeño que una tarde de verano haya saltado de la bici para robar fruta del árbol del vecino sabe que en la historia de la humanidad nunca ha habido ninguna fruta prohibida por la que no haya merecido la pena meterse en problemas. Las frutas pulposas con hueso son las golosinas de la naturaleza, y el sabor de los albaricoques frescos es el de las risas sonoras, las mañanas luminosas y las canciones de madera armenia.
Especial Gastro de 'El País Semanal'
Este reportaje forma parte del Especial Gastro elaborado por 'El País Semanal' y EL PAÍS Gastro que se publica el 8 de junio.
Últimas noticias: la última hora de hoy en EL PAÍS