
La teoría de la evolución de Darwin y Wallace hizo que nos familiarizáramos con conceptos, a veces mal entendidos, como la supervivencia de los mejor adaptados (que no de los más fuertes), la competencia entre especies o la presión de selección. Estas ideas, aplicadas de forma interesada a la sociedad humana, llevaron a conceptos como el darwinismo social, desarrollado por Francis Galton, primo de Charles Darwin, que han dado lugar a ideas falsas como la presunta superioridad de algunas razas, o a realidades terribles como las leyes eugenésicas que estuvieron en vigor en muchos países, y no solo en la Alemania del Tercer Reich. Richard Dawkins y su teoría del gen egoísta no pintaba un panorama mejor cuando decía que lo importante en la evolución no es propiamente la supervivencia del individuo o de la especie, sino la persistencia de su material genético contenido en el ADN.
Una relación interesada
— El pájaro indicador, como muchas malas personas, es cruel con sus iguales, pero pelota con sus superiores. Debe su nombre científico (Indicator indicator) a una curiosa relación que ha desarrollado con diferentes grupos de población africanos. Etnias como los hadzas han desarrollado una llamada especial para estos pájaros, y estos tienen una llamada especial para los humanos que usan para avisar del emplazamiento de panales de miel silvestre. Los humanos ahúman estos nidos y recolectan la miel, y luego los pájaros se dan un festín con la cera, las larvas y los restos del panal. Una simbiosis en toda regla hecha por uno de los parásitos más crueles.
Nuestra fuente:EL PAÍS América Colombia: el periódico global… en EL PAÍS Publicado para Colombia