
Los bares ya no son lo que eran. Hubo un tiempo en que servían como lugar de encuentro y comunidad, pero, cada vez más, se convierten en meros despachos de comida y bebida, escenario del postureo generalizado y huertos de rentabilidad para grandes grupos inversores. Se extienden los bares hipster y canallitas, los gastrobares, las vinotecas o las tiendas de café de especialidad. Los vecinos ya no son bienvenidos, los precios suben y los tiempos son regulados. Algunos bares no admiten personas solas en las mesas. ¡Hasta las barras están desapareciendo! Ay… ¿qué será de los parroquianos?
Nuestra fuente:Cultura en EL PAÍS Publicado para Latino America