
El centro de Los Ángeles respiró la noche del martes algo de calma tras cinco días de intensa movilización. El toque de queda decretado por la alcaldesa demócrata, Karen Bass, se ha saldado con 17 personas detenidas por violar la orden que impide el paso entre las 20.00 y las 06.00 a varios barrios del corazón de la ciudad. La decisión ha dejado en las primeras horas del miércoles menos choques entre manifestantes y policías y una reducción de los actos vandálicos. El punto central del conflicto, sin embargo, ha vuelto al origen de esta crisis. Los agentes de ICE, la policía de inmigración, han redoblado las operaciones de detenciones de indocumentados.
Nuestra fuente:EL PAÍS Edición Argentina: el periódico global en EL PAÍS Publicado para Argentina