
Sostiene Pascal Bruckner que Donald Trump es un woke absoluto. ¿Puede serlo el máximo antiwoke? En teoría, sí —hay que tener mucho cuidado con lo que se odia: casi siempre se acaba imitándolo—, pero ¿también en la práctica? Según Bruckner, Trump es woke porque encarna el victimismo del varón blanco heterosexual, que sufre porque se siente víctima del feminismo y el antirracismo, de la élite globalizada de Washington y de quienes, según piensa, le han robado su país, condenándolo al empobrecimiento económico y la pérdida de relevancia social. ¿Lleva razón Bruckner?
Nuestra fuente:EL PAÍS Edición México: el periódico global en EL PAÍS Publicado para México